Vanquish

vanquishOtra de las revelaciones del año 2010 es Vanquish, un juego extremadamente cuidado y que lo entrega todo en su producción japonesa para la satisfacción del usuario en su experiencia de juego. Aunque el nombre no sepamos identificarlo como una guerra de la humanidad por su supervivencia, es un juego que nos transportará sin duda a un estado de excitación máxima sin respiro, disparando como buen shooter a diestro y siniestro.

Cuatro niveles de dificultad (de fácil automático a difícil) y la visión en 360 grados de un moderno San Francisco invadido por la vegetación son el primer impacto del juego, ya desde el primer segundo. Y ahí tenemos a nuestro protagonista, Sam Gideon, en su traje ARS. El pesado tutorial (casi todos lo son, no hay otra) es imprescindible para sentir la comodidad de los movimientos (genial el modo patinador de rodillas) y lo certeros de nuestros disparos con cantidad de armas de destrucción. Y se sale altivo, dispuesto a todo, con el sistema AR (una suerte de congelación de tiempo) más que controlado.

Porque este es un juego frenético. Su comienzo nos presenta una bucólica mañana en San Francisco segundos antes de que un rayo disparado desde el espacio destroce la ciudad y reviente literalmente por dentro a los habitantes mientras el mando no para de vibrar. Caen los puentes y los rascacielos. Todo es obra de un chantajista diabólico. Discurso patriótico de la presidenta americana después, Sam Gideon resulta que es fumador y lidera entre tacos un batallón espacial de Marines mientras tratamos de ver más allá de la minifalda de Elena Ivanova, su ayudante. Trucos, todos ellos, para cumplir con el PEGI 18 del juego.

Vanquish Otra de las revelaciones de 2010 por su calidad

La cinemática espacial deslumbra porque es uno de los factores enriquecedores del juego, lo mismo que también despierta el recuerdo de todo tipo de referencias tanto cinematográficas como de otros títulos de la rica historia gamer. Pero sólo el caos organizado al aterrizar para atacar a los Pangloss, la ensalada de tiros y explosiones que conviven, el cuidado detalle de una batalla auténtica, nos advierte de un detalle para nada menor: sí, este es el juego. A por él.