Aunque en la prehistoria de los videojuegos la industria no se olvidaba de deportes secundarios en nuestro día a día, y ahí quedó para el recuerdo de nuestros dedos juegos de atletismo para el inolvidable Spectrum, no es lo habitual recurrir a grandes alharacas en la actualidad para cubrir disciplinas no tan masivas como la natación. Y a lo grande, con el mito Michael Phelps por bandera, un coleccionista de medallas de primer orden mundial, leyenda olímpica por excelencia, aunque chico malo en lo social por esa pillada de marihuana que tanto conmocionó. Kinect, además, necesita de nombres propios para dar el salto que le falta y convencer a más jugadores de sus cualidades adultas y no sólo para los pequeños, los más activos de la casa.
Michael Phelps push the limit El mito de la piscina, en tu salón
Nadar con la Kinect puede parecer de una pretensión surrealista, pero el efecto la verdad es que está logrado para el sensor de la Xbox 360, aunque fácil no es y exigirá constancia y esfuerzo físico para encontrar la manera. Elegimos partida rápida en un menú donde temporada, con diferenciación de hombre y mujer, será el ítem estrella. Y es que no sólo podemos nadar con Phelps. Hay varios nadadores más para ambas categorías, así como distintos estilos y distancias. Vigilar la energía y seguir el metrónomo para un correcto movimiento de brazos es la ayuda perfecta pero difícil de seguir. Requiere práctica y dependerá de la paciencia del jugador. El entorno gráfico está cuidado, sin conformarse con una simple piscina. Así, es espectacular nadar en un ático de un rascacielos de Nueva York. Notable en originalidad, más problemas en la dichosa jugabilidad con el Kinect.