X-Men es otra serie de súper héroes con mucho ganado de antemano. Por la popularidad de Lobezno. Por lo bien que estaban hechas sus películas modernas. Por lo espectaculares de sus súper poderes… Por todo ello, asociarse a la marca es sinónimo de victoria para quien invierta. Y Activision lo hace, aunque el juego entre dentro de esa categoría maldita de títulos de súper héroes que no hacen justicia a las expectativas, algo bastante común salvo honrosas excepciones. En este caso, por repetitivo y tal variedad de estilos de juego (acción, rol, hack and slash…) que al final no resulta marcado decisivamente por ninguno.
X-men Desteny – Ahora lidera Cíclope
El juego ofrece tres nuevos protagonistas para elegir (Aimi Yoshida, Adrian Luca y Grant Alexander), cada uno con sus capacidades y con vocación de vivir historias distintas para poder jugar tres veces. Y dentro de una trama evolutiva donde el jefe ahora es Cíclope y tres niveles de dificultad (New Mutant, X-Man y X-treme). Con Grant (un jugador universitario de fútbol americano) como personaje elegido, el juego se personaliza con él hasta que Magneto hace de las suyas reventando el mítin del alcalde. Ya comprobamos que el control de densidad es uno de sus poderes. Y así funciona todo, recorriendo escenarios urbanos, luchando en modo arcade contra rivales organizados en clanes y recibiendo de reconocibles súper héroes del universo Marvel todo el conocimiento para ir mejorando y combatiendo con ellos. Incluso el juego está trufado de mecánica rol, con conversaciones en las que según las respuestas se modifica aunque sea mínimamente la historia y sus consecuencias. Todo el batiburrillo, además siempre y sin otra opción en perfecto inglés americano, da como resultado este retorno de los X-Men a las consolas sin lograr más que una repetitiva sucesión de situaciones ya vividas y de enemigos ya golpeados. Es el poso que deja.