Aunque la eterna batalla por definir si los videojuegos son buenos o no sigue todavía presente en la sociedad, es imposible enterrar toda evidencia de lo que supuso el nacimiento de los eSports gracias a videojuegos como Counter-Strike o League of Legends. Pero, muy pronto, estos podrían alcanzar un nuevo nivel, al convertirse en parte de los Juegos Olímpicos de París.
Es algo que no está decidido
Es cierto que el tema de los eSports ha levantado mucha polémica. Pero es un evento que se organiza para todo el mundo y que cuenta con millones de seguidores. Por ello, los responsables de las Olimpiadas de París, que se celebrarán en 2024, anunciaron que se reunirían con representantes de los eSports en sus diferentes especialidades, con el fin de conversary entender mejor porque estos torneos profesionales han logrado convertirse en un éxito tan grande y el proceso que hay detrás de su organización.
“Tenemos que mirarlo porque no podemos decir ‘esto no es para nosotros ni para las Olimpiadas’”, declara Tony Estanguet, copresidente del comité. “Los jóvenes de ahora están interesados en los eSports, así que es nuestra obligación estudiarlo. Vamos a reunirnos con ellos e intentaremos construir puentes que nos relacionen a partir de ahora”.
No es el primer intento que hay de llevar esta modalidad a las Olimpiadas, pues ya en las Olimpiadas de Rio 2016 estos estuvieron presentes como una demostración competitiva, aunque no como deportes. Así pues, París 2024 se convertirían en la primera en recibir esta modalidad, en la que un jugador de un League of Legends (LOL), podría llevarse una medalla olímpica a casa.
Bien es cierto que la vida y el entrenamiento de un jugador de los eSports no es nada fácil, y eso es de sobra conocidos. Mientras que un deportista de levantamiento de pesas tienen que entrenarse durante horas con sus straps para pesas, entrenando así todo su cuerpo para poder levantar el mayor peso posible, un jugador de eSports tiene que acostumbrar a su cuerpo y su mente a realidad cambios de estrategia a una velocidad casi sobrehumana para acostumbrarse a las tácticas del rival y poder contraatacar.