El mito de Hergé, el célebre autor del inolvidable Tintín, se reinventa porque ya no es él sino Spielberg, otra leyenda, quien rescata al periodista más famoso para el cine y su obligada versión en las distintas consolas. Tintín, eterno por sus 24 capítulos de aventuras en formato arrevistado y todo un fenómeno social en la Europa del siglo XX, regresa al primer panorama de la actualidad por el homenaje que le lanza Spielberg, en una película que maravilla y desconcierta por igual, pero que es un canto con las nuevas tecnologías visuales al espíritu de su creador. Centrados en cómo llevar de la gran pantalla la aventura de Tintín a un videojuego, eterno problema sin resolver todavía plenamente por la industria, la conclusión no puede ser otra de que la autenticidad visual permanece. Y ya es mucho, su mayor triunfo.
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Las aventuras de Tintín el secreto del unicornio – El mito de Hergé se reinventa
El arranque de este juego nos sumerge en el cuidado universo ‘tintiniano’ de misterios que se irán desvelando mientras se tira del hilo. Y ahí entran en escena los enemigos, mayordomos a lo Néstor, para avanzar por plataformas que recuerdan los mundos de Sackboy de Little Big Planet, no por estética, sino por la recuperación del género de El Príncipe de Persia. Movimientos adaptados a lo sinuoso de las galerías de escenarios y sus intrincados recovecos, una inusual potencia de golpeo en los puños de Tintín que es fiel al cómic pese a su físico liviano, la cooperación de Milú o el alocado Capitán Haddock. Nada escapa a una entretenida versión para consolas, ideal, por otra parte, para que los más pequeños descubran que no sólo de Pokémon o Bakugan vive el ocio camino de la pubertad.