Yakuza Dead Souls

yakuza dead souls

El rizo siempre se puede rizar, que para eso es rizo, pero dotarle de acción a un mito de lo reposado y elaborado como es el mundo Yakuza en los videojuegos podría considerarse como una buena idea, un cambio de ritmo a ver qué tal. Pero otra cosa es volver a caer en lo fácil, en los zombis, ‘ergo’ en el vale todo. Y ese es el principal inconveniente de Yakuza Dead Souls: hacerlo previsible y simplón, todo lo contrario que la franquicia. Pero para los adoradores de los muertos vivientes («no, son infectados por un virus», me precisó en persona y en americano -no sabe inglés- una vez el mismísimo Robert Rodríguez con ocasión del estreno de Planet Terror) son legión, así que mal tirada no iba por parte de SEGA.

Yakuza Dead Souls – Un poco más de lo de casi siempre: zombis

A Tokio es ahora a quien le toca la china de la infección. Y los gánsteres del universo Yakuza se transforman en almas en pena con sed de sangre y casquería. Así que… empiece la ensalada de tiros con cuatro personajes bien conocidos de la saga, pero sobre todo allí donde más triunfa, en Japón, así que nos ahorraremos los nombres. Espacio abierto y libre por un distrito de la capital nipona y zombis a barullo, pero tremenda facilidad para acabar con ellos. Es la clave y luego el hastío. Si no, sería imposible dar casi un paso, así que SEGA facilita una jugabilidad de manual para hacer de la masacre una forma de supervivencia sin complicaciones. Como todo el mundo prácticamente hace ya versión zombis (Call of Duty, Red Dead Redemption…), ¿por qué iba a ser menos Yakuza? Ya sólo falta un Tetris que muerda. Modas.