Uncharted 2, el reino de los ladrones fue el tesoro de 2009

Uncharted 2Nathan Drake ya ha alcanzado por derecho propio un lugar entre los dioses del entretenimiento. Igual que Ethan Hawk, Tom Cruise en Misión Imposible, el aventurero que todo lo escala alcanza la cumbre soñada: el videojuego total en una producción que engrandece al sector y lo confirma en el peor año posible económico, el 2009. Porque Uncharted 2 sortea la crisis desde su primer nivel y junto a sus coetáneos Assassin’s Creed II y Modern Warfare 2 establece las pautas de 2010: calidad más jugabilidad igual a gozosa experiencia y justificado éxito de ventas.

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Desde el mismo comienzo ya apreciamos diferencias y que estamos ante algo distinto. En busca de la piedra Cintamani, elegimos el nivel muy fácil, que hay prisa por avanzar, descubrir, averiguar. Pero ya queda en nuestros sueños la opción de elegir el nivel aplastante, que no deja de primeras. Ya llegará. El inicio del juego, con los dos vagones de tren colgados de una cordillera tibetana, confirma los presagios: es tan espectacular que emociona. Qué manera de trepar, que sustos con los chirridos del tren, qué bien ambientado. Y, del frío, al trópico, con el tráiler en el que conocemos a Chloe, «una de las mejores de su sector». ¿Qué sector? El de una profesión que no existe, la de aventurero, pero que nos recuerda a tipos como Indiana jones y la fuente en la que bebe toda la historia, Marco Polo.

Uncharted 2 Jamás se cuidó tanto una producción tan completa que emociona

Hay tal cantidad de escenarios distintos, desde la selva a la apocalíptica capital nepalí devastada por los mercenarios, que Uncharted 2 es más que un juego. Es una aventura cinemática, una película interactiva donde disparar, trepar, escalar, investigar y hasta amar (valiosas escenas sensuales con Chloe) para completar la trilogía que los amantes de los videojuegos siempre debemos buscar: acción, disparos y plataformas. ¿Defectos? Alguno hay, pero son tan menores que se ahogan en el mar de la abundancia. Como la expedición de Marco Polo.