Vida y muerte de Flappy Bird

flappy
Flappy es el protagonista que todo el mundo echa de menos

Supe de la importancia mediática de Flappy Bird cuando tomaba un café en la facultad y escuchaba a una mesa colindante que se pasaban el teléfono entre ellos jugando con el pájaro y las tuberías. Cuando la gente que no visita un portal de videojuegos especializado comienza a disfrutar de ello sin hacerse muchas más preguntas al respecto, es que algo ha pasado, y probablemente, un fenómeno ha nacido.

La primera semana sin Flappy Bird ha sido una auténtica locura. Es difícil encontrar un ejemplo similar en cuanto a rapidez, propagación y viralidad de un videojuego que cuente con tan pocos recursos y una intencionalidad tan nula detrás. ¿Quién tuvo la culpa de que centenares de miles de personas comenzaran a aletear con el pajarito en móviles de todo el mundo? Ahí todos hemos sido un poco culpables, pero sin duda, en los grandes actuales del YouTube ha estado gran parte de la culpa.

PewDiePie, por ejemplo, tuvo a bien hacer un vídeo con sus andanzas y aleteos entre tuberías de Super Mario Bros 3, y ahí se prendió la mecha. Muchos YouTubers, que al final acaban haciendo exactamente lo que PewDiePie dicta, siguieron su camino y muchos espectadores comenzaron a descargar en masa el software gratuito en sus sistemas móviles. Eso provocó que cierto asiático comenzase a enriquecerse y que algunos quisieran saber de la persona que estaba detrás del inconsciente e inesperado éxito.

Detrás de la obra estaba el vietnamita Nguyen Ha Dong, de 29 años. Lleva más de diez años programando videojuegos para móviles y Flappy Bird no era, ni mucho menos, su juego debut. Gracias al éxito conseguido con el pájaro ha conseguido colar en los últimos días dos de sus producciones entre el top-10 de la App Store: Sper Ball Juggling y Shuriken Block. Detrás de ninguno de esos juegos se esconde una forma de juego alejada de la que ha llevado al éxito a Flappy Bird.

Copia Flappy Bird
Muchos desarrolladores han intentado sacar su propia versión del fenómeno sin ningún escrúpulo

Su secreto radica en una práctica fácil y obvia, una mecánica que podría ser jugada por cualquiera y unas reglas absurdamente simples. Es el paradigma de prácticamente cualquier actividad lúdica. Además, la sensación de que algo tan simple parezca tan complicado unido a su instantaneidad de reseteo y comenzar la partida acaba provocando que el usuario no haga más que querer batir su propio record. Eso ha llevado a auténticas locuras que ya están registradas en la red.

Pero la locura le acabó viniendo grande al autor, y el pasado domingo acabó con la andadura del pájaro en los distintos mercados de descarga digital. Dicha circunstancia ha provocado numerosas consecuencias para el asiático: deja de cobrar los entre 30.000 y 50.000 dólares diarios que se especulaba que cobraba en materia de publicidad; provoca una ola de compra-venta de móviles con la aplicación instalada por todo el mundo y por último, acaba recibiendo amenazas de muerte por parte de muchos seguidores, que no comprenden el movimiento del autor.

Me pregunto qué conclusión sacaréis vosotros al respecto, pero lo que más me ha terminado sorprendiendo a un servidor es la facilidad de explosión que hay actualmente gracias a la red. La facilidad de llevar al estrellato a una persona desconocida que de un día para otro, personas de todo el mundo conoce tu producción, por estúpida o absurda que sea. La red es una anarquía romántica en la que las reglas parecen brillar por su ausencia, y en la que cualquier creador es capaz de aportar su granito de arena y poder salir adelante con ello.

Flappy multiplayer
Aunque algunos han conseguido lanzar ideas interesantes. Aquí puedes competir con jugadores de todo el mundo simultáneamente con Flappy

La historia del creador será recordada durante mucho tiempo: el tipo que colgó un juego y que sin ningún tipo de intención sacó tajada y una indeseada fama de su producción. PewDiePie podría haber jugado a otro juego y quizás lo habría hecho popular también, pero bajo las mecánicas de Flappy Bird se encontraba un estilo de juego que muchos jugadores, casuales y hardcores, habían olvidado con el paso del tiempo.

No son pocos los genios de un solo disparo los que han poblado la historia del videojuego. Probablemente, el más conocido, Alexei Pajitnov, padre de Tetris en la década de los ochenta en la Unión Soviética. Pajitnov, desde su libre recreación del pentaminó, no ha vuelto a tener un éxito que sea una centésima parte del puzzle electrónico más grande e importante que ha corrido por una pantalla.  El tiempo dirá, pero  Ha-Dong puede estar englobado dentro de ese selecto grupo capitaneado por el ruso.

Flappy 2
En Kickstarter hay un usuario pidiendo 50.000 dólares por hacer la segunda parte. A Ha Dong le costó una noche hacerlo

No son tan lejanos los tiempos de Nokia y la Serpiente. Aunque la industria del juego móvil sigue moviendo cientos de millones de dólares  al año en todos los mercados existentes, casos como el de Flappy Bird no hacen más que confirmarnos que todavía es un mercado joven del que se puede sacar y estudiar muchas historias todavía. De hecho, ¿qué quiere el jugador de móvil? ¿Por qué nos hemos empecinado en vender y empequeñecer juegos de consola en plataformas que hasta hace bien poco no podía estar a la altura?