(Análisis) Metal Gear Solid V: The phantom pain

Uno de los títulos más esperados por los fans era la llegada de la quinta entrega de la esperada saga Metal Gear Solid V. Un juego que durante más de tres años abrió mucho el apetito de los fans de esta famosa saga de videojuegos de infiltración. Tras este juego Hideo Kojima, padre de la saga, abandonó KONAMI. ¿Ha sido su última gran obra?

El regreso de Big Boss

El juego se desarrolla 9 años después de los sucesos acontecidos en Metal Gear Solid V: Ground Zeroes. Big Boss ha estado en coma durante, y al despertar se encuentra envuelto en una situación de máximo peligro cuando el grupo de Cipher entra en el hospital en el que se encuentra para acabar con él.

Tras escapar, con la ayuda de un desconocido con la cara vendada y de Revolver Ocelot, finalmente retoma su proyecto de Mother Base para crear un ejército privado. Al mismo tiempo que irá realizando misiones para conseguir fondos para su gran proyecto, tendrá que buscar todas las pistas relacionadas con Cipher para vengarse de Skull Face por lo que le hizo.

Un Metal Gear sin serlo

La mayor gracia desde el nacimiento de Metal Gear Solid es que la historia sucedía en un escenario abierto, pero al mismo tiempo cerrado. Unas instalaciones, toda una zona selvática, una base en medio del mar… Pero no será así en esta ocasión. Los sucesos de la historia se desarrollan en África y Afganistán.

En dichos territorios, un amplio mapa que aunque vayas en coche te llevará cerca de media hora recorrerlo de un punto a otro, habrá que realizar diversas misiones, principales y secundarias. Al contrario que ocurre en anteriores entregas, la historia no se sigue de forma lineal, ya que principalmente para seguir la historia hay que realizar misiones principales, pero también obligatoriamente algunas secundarias.

Esto rompe un poco los esquemas de lo que había sido la saga hasta el momento, ya que hasta la fecha tenías libertad para moverte como deseabas pero no había necesidad de hacer ninguna misión para poder avanzar en la historia. El juego cuenta con un gran número de misiones secundarias, un total de 150, junto con 50 misiones principales.

También existen las conocidas misiones de despliegue, en las que tendrás que enviar a soldados de la base madre para que realicen trabajos y obtengan dinero para aumentar tu arsenal o la Mother Base.

Repetición y repetición

En realidad las misiones no son muy diferentes entre si. Por ejemplo, una vez hayas completado la historia principal, las únicas misiones principales que se te desbloquearán serán misiones que ya hayas realizado pero con una dificultad añadida: no podrás usar el modo reflejo, irás sin armas y tendrás que conseguirlas durante la misión, no te puedes descubrir…

Las misiones secundarias también son muy parecidas entre si. Pero según vayas completando una, la siguiente será más complicada. Por ejemplo; en una misión tienes que deshacerte de tanques. Al principio será muy fácil, pues solo tendrás que eliminar un tanque con dos soldados. No obstante, según te vayan surgiendo nuevas misiones similares habrá más soldados, los tanques serán más numerosos y resistentes, los vigilantes irán mejor equipados, etc.

Ocupándote de la Mother Base

La Mother Base es tu base de operaciones central. Es una parte vital del juego, ya que tendrás que hacerla crecer para tener mejores soldados que quieran unirse a ti, obtener mejores recursos y así poder mejorar tu equipamiento mucho más rápido.

También tienes la opción de realizar misiones POA, en las que te infiltrarás en las Mother Base del rival para secuestrar soldados y obtener recursos. No obstante, si un vigilante del rival te detecta y da la alarma, se abrirá un agujero de gusano y el enemigo podrá penetrar en tu base para vengarse de ti.

Lo bueno: Permite decidir como avanzar en la historia y es el juego con mayor número de armas hasta la fecha de la entrega.

Lo malo: De Metal Gear Solid solo tiene el nombre. Las misiones son repetitivas, apenas hay dificultad y el juego no sorprende.

Puntuación: